Salimos
de Zaragoza por la Nacional de Castellón camino a Belchite. Al llegar al pueblo viejo de
Belchite los buitres revolotean en lo alto; el color gris del cielo todavía
hace más trágica la visión. En nuestra visita nos acompañan Clemente y Nieves
vecinos de Moyuela, un pueblo de las inmediaciones. Al llegar Nieves no quiere
salir del coche, ya durante el viaje nos comentaba “Belchite… donde los tiros”.
Clemente en cambio viene con nosotros y nos relata que era un niño cuando se
dio lugar la masacre “durante tres días se escuchaban las bombas y los tiros …
sin parar día y noche”. No puedo hacerme una idea de lo que un niño de 13 años
puede sentir cuando vive eso. El pueblo, todavía, está hecho añicos. Las casas
están reducidas a escombros, apenas se reconocen las calles donde corrían niños
y se vivía. Las únicas estructuras que se conservan son las iglesias y algún
muro despistado que ha sobrevivido. El tiempo se congela mientras recorres los
escombros. Al llegar a una de las iglesias la sensación de pena es total, hay
grafitis de la época, las bóvedas agujereadas por las bombas, los muros
desafiando al equilibrio... Según nos cuenta Clemente la batalla se dio lugar
allí para frenar la persecución del ejercito fascista, con ello el ejercito republicano ganaba tiempo mientras se
preparaba la batalla del Ebro.
El
estado de ruina predomina en todo el pueblo, me impresiona. La ruina se ha
congelado durante todos estos años. Las únicas labores de mantenimiento que
puedo observar han sido algunos intentos de estabilizar las estructuras
existentes y hacer accesibles algunas de las calles, pero aun así su estado
inestable empeora día a día. ¿Qué hacer con está ruina? ¿Cómo poner, o no, en
valor este hito histórico? Por un lado hay gente que quiere que se olvide en la
memoria ya que todavía siente el dolor que transmite, para otros prefieren que
se conserve para no perder esa parte de la historia vergonzosa y no cometer de
nuevo los mismos errores. Siempre hay unos terceros que no tienen ni opinión ni
memoria y posan por las ruinas de lo que fue la muerte para cientos de personas
con su cámara en mano haciendo posturas graciosas para salir en el facebook y poder “etiquetarse” en este pueblo del pasado.
No
suelo leer ni escribir sobre guerras por lo que no he contrastado la
información. Pido perdón por si he cometido algún error histórico “fiable”.
Fotografía: Gabriel Pardo